Episodio T2

Boca de polen y radio Ixim

Las radios comunitarias sirven para difundir la cultura y la lengua, pero también para unirla.
Son medios de comunicación que hablan por quienes raramente son escuchados, y generalmente, de temas que pocos quieren escuchar.

Por censura, violencia, corrupción o burocracia excesiva, muchas radios han fracasado en transmitir o han sido obligadas a cerrar sus puertas temporal o definitivamente.


Sin embargo, en Chiapas existen dos radios nacidas de la necesidad de las comunidades indígenas de comunicarse y de dialogar. Todo este contexto surge gracias a los movimientos zapatistas de 1994, y a la necesidad, de nuevo, de unir a los pueblos indígenas bajo el diálogo y la cooperación.


En este caso, nos vamos a San Cristóbal de las Casas y Palenque, donde las radios Boca de Polen y Radio Ixim nos cuentan sobre los beneficios y adversidades de ser una radio indígena y comunitaria, y su función como puente entre comunidades de distintas etnias, como lo son la tojolabal, tzotzil, tseltal, mame y ch’ol.

Las Moradas

La mayoría de las radios comunitarias comparten ciertos rasgos, pero casi todas coinciden en uno: son autogestionadas, y por eso, en un inicio sus ahora operadores tuvieron que arreglárselas para construir, adaptar, equipar e informarse sobre aspectos técnicos para sacar a flote la radio y cumplir con su objetivo: difundir y comunicar.


En este episodio, las radialistas de la estación de Las Moradas, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, nos cuentan la experiencia y la historia de ser la primera radio comunitaria de corte feminista en todo el estado, a la par de trabajar con un colectivo interamericano como lo es Formación y Capacitación A.C., con sede en Honduras, Guatemala, El Salvador, Ciudad de México y Chiapas.

La Patrona

Ser radialista de una radio comunitaria es un trabajo muy difícil, y ser gestor de una radio además añade costos económicos, administrativos, logísticos y de mucho tiempo, pues una radio comunitaria no puede recibir recursos privados y prácticamente tiene que mantenerse a sí misma.

Muchas radios, además, han sido perseguidas, incautadas, estafadas y despojadas de su equipo por parte del gobierno, debido a su falta de formalización, y esta misma, como se vio en el capítulo anterior, es difícil y tardado de lograr. Radio La Patrona, en Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, vivió todas estas experiencias y más.


Su fundadora nos cuenta su historia, el camino recorrido hasta llegar al reconocimiento legal y a la libre transmisión.

Concesiones de radiodifusión

Las radios comunitarias han tenido históricamente muchos obstáculos y dificultades para poder formalizarse, desde trámites burocráticos lentísimos hasta requisitos exorbitantes.

Estas barreras poco a poco fueron haciendo cada vez más difícil abrir una radio, o peor aún, mantenerla en función. Esto también orilló a que muchas radios decidieron operar clandestinamente.
Sin embargo, en 2012, algo estaba por cambiar.

Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana iniciaron una serie de manifestaciones, a la que se sumaron los medios, otras comunidades y muchas minorías, exigiendo transparencia y cambio en el sistema de medios. Todo esto desembocó en el movimiento #YoSoy132, uno de los movimientos estudiantiles más importantes de México, y que aportó bases para lograr la reforma constitucional de telecomunicaciones un año después. Esto le abriría las puertas y el acceso a la creación y formalización de radios comunitarias, como Radio La Coyotera y Radio Violeta.

Nudo Mixteco

El Nudo Mixteco, un espacio donde convergen la Sierra Madre Oriental y la Sierra de Oaxaca, es también el hogar de una radio comunitaria con el mismo nombre.


La radio, dirigida por las dos biólogas Imelda Ordinola y Denisse García, se dedica a la difusión científica y ambiental. Sin embargo, también se dedicaron a uno de los rubros más peligrosos junto al de ser periodista: el activismo en defensa de la tierra. Nudo Mixteco, además de la biología, también ha sido un espacio de resistencia frente a la censura de radios comunitarias en Oaxaca.


La radio incluso ha tenido que cerrar debido a conflictos agrarios (que dejó al menos 3 asesinatos) y amenazas que pusieron en peligro a las radialistas, pero por suerte ha podido regresar a transmitir, a pesar de los retos técnicos y económicos. Superar las brechas de género, los conflictos entre municipios y las acciones de un gobierno que declaraba como muertos a más de mil comuneros para sacar provecho de las tierras, son solo parte del día a día de Imelda y Denisse.

La voz que rompe el silencio, parte II

El día del asesinato de Teresa y Felícitas, las radialistas se encontraban de camino a un evento en Llano de Juárez, un poblado relativamente seguro y sin conflicto. Pero antes de llegar, fueron interceptadas a mitad del camino.

Un compañero de la radio, Jorge Albino Ortiz, comenta que poco antes tuvieron que ponerse de acuerdo para ir, pues llevaban varios días recibiendo amenazas.


Estas amenazas vinieron casi inmediatamente después de que Tere y Feli, como les decían sus amigos, empezaran a hablar sobre libertad, empoderamiento, repudio a la violencia y un llamado a las autoridades municipales de San Juan Copala a tomar las riendas del asunto y apoyar a la gente. Esto, viniendo de la voz de dos jovencitas indígenas, no gustó a algunos.

La voz que rompe el silencio, parte I

En mayo del 2008 se celebró la ceremonia del Premio Nacional de Periodismo en el Palacio de Bellas Artes. Ahí se premió la trayectoria de varios periodistas nacionales, pero –entre todos esos galardones– hubo uno distinto. En vez de recibirlo señores de traje o mujeres con tacones altos, se le entregó a uno grupo de invitados poco convencionales para el contexto; un hombre con pantalón de mezclilla y camiseta, y tres mujeres con huipiles rojos.


Ellos recibieron el premio para el rubro de Orientación a la Sociedad. El premio era para dos mujeres indígenas, María Teresa Bautista y Felícitas Martínez Sánchez, por su trabajo en la radio comunitaria Radio Copala, en Oaxaca.

Sin embargo, ese día ellas no pudieron recibir el premio. Fueron asesinadas un mes antes, en medio de una serie de actos represivos contra esta y muchas otras radios comunitarias.